viernes, 3 de julio de 2015

Jailbreak, ¿en serio?



Desde el primer iPhone, y teniendo en cuenta lo cerrada que es Apple, hubo muchas mentes inquietas que hicieron sus deberes en cuánto a ingeniería inversa para entender, y desbloquear, el sistema operativo que llevaba aquel dispositivo, por aquel entonces llamado iPhone OS.
Se lo habían tenido que hacer solitos, y llegaron incluso a darlo por “abierto” y permitir a cualquier usuario que siguiese unas instrucciones de desbloqueo que pudiese realizar cualquier acción no oficial relacionada con el dispositivo.  Desde navegar por la estructura de carpetas, modificar archivos de sistema a habilitarle extensiones que por defecto no venían en él.  Fue entonces cuando (sí, antes que la “Oficial”) se abrió Cydia, la primera Store desarrollada para iPhone OS de donde poder descargar e instalar todo tipo de juegos y aplicaciones sin pasar por Apple.  Cydia salió en Febrero de 2008 y en Julio de ese mismo año apareció la App Store para iPhone OS.
Hasta aquí, un gran valor aportado a muchísimos usuarios que poseían un dispositivo con muchas capacidades pero que carecía “de fábrica” de algunas utilidades que, a través de dicho Cydia, se podían obtener.  Además, comenzaron a aparecer repositorios de paquetes a través de dicho Cydia que permitían la instalación gratuita de los programas y juegos de pago que habían comenzado a aparecer en la oficial App Store de Apple.  Se había abierto la veda de la piratería, que venía de la mano con la de la mal entendida libertad.  Pero, ¿qué se ganó y qué se perdió con ello?
Cydia adelantó las funcionalidades que ofrecía un teléfono que podría dar mucho más de sí.  Gracias a tenerlo con jailbreak el usuario ganaba en configuraciones adicionales, tweaks útiles de manejo y detalles que le hacían ir por delante del sistema operativo original.  Además ganaba más personalizaciones (en detrimento de la velocidad de respuesta original) que es como se había determinado que funcionaría el terminal.  Entonces, los valientes hacían Jailbreak porque deseaban tener un terminal más libre en cuánto a personalización y los cautos, se quejaban de dicha lentitud provocada por el Jailbreak y mantenían el terminal “cerrado” tal y como lo entregaba Apple.  La única “pega” es que, tras la tienda de aplicaciones de Apple hay una serie de personas que trabajan analizando minuciosamente la entrada (o su denegación) a dicha tienda de las aplicaciones con intención de ser publicadas y en Cydia no había nadie detrás.  Por “Nadie” significa que cualquier persona malintencionada cargaba un juego/aplicación con un virus/adware/etc y el usuario se lo instalaba (gratis, eso sí) llevándose un “regalo”.  Dicho regalo, obviamente, era un malware incrustado en la aplicación tal y como se hace en los markets alternativos (y en el propio Google Play) hoy en día con Android.
La pena del jailbreak es que, como conseguían los puritanos, liberaba completamente el terminal, el acceso a su sistema de archivos por completo.   Ese acceso a su sistema de archivos permitía varias cosas las cuáles se consideraban “graves”.  La primera, el acceso vía ssh al dispositivo (poder conectar a él remotamente, que suena chulo, si no fuese porque había que ser algo más experto para limitarlo que la mayoría de los usuarios).  La segunda, por defecto la contraseña de los iPhone del mundo de usuario de máximos privilegios es la misma para todos (alpine) por tanto, cualquiera con un poco de conocimiento (y mucha mala idea) podría colarse dentro del terminal sin que el usuario lo supiese y sacarle toda la información que quisiese (fotos, mails, etc).  Tercera, con una app maliciosa del Market alternativo (Installous, por ejemplo) se podría habilitar dicho acceso ssh para que, desde cualquier parte del mundo pudiesen llegar al terminal móvil y robarle los datos, espiar las cookies, capturar usuarios/passwords de navegación desde Safari Mobile, etc, etc.

Hoy en día, muchas personas que tienen un iPhone y sus amistades/familiares les recomiendan ponerse jailbreak, en la mayoría de los casos siguen los tutoriales de cómo hacerlo (que con un poco de práctica no son tan difíciles) pero poco más.  No tienen nivel técnico como para capar lo que no es necesario que quede abierto, ni tampoco se preocupan de esas cosas y, cuando cometen errores como instalar aplicaciones pirata o conectarse a WIFI’s gratuitas están regalando (muy probablemente) toda su privacidad a desconocidos perversos que nada bueno van a hacer con esos datos.

Y ya se puede estrujar el cerebro el departamento de seguridad de Apple para proteger el terminal a sus usuarios (Find my iPhone, huella para desbloquearlo, según factor de autenticación, etc) que los usuarios tiran por tierra todas esas capacidades en el momento que hacen Jailbreak quizás sólo para instalarse un Angry Birds sin pagar …

¿De verdad merece la pena?  Evidentemente a ciertos “desconocidos perversos” sí que les merece la pena.  Esta semana Apple sacó iOS 8.4 que corregía 33 agujeros de seguridad de los cuáles 11 permitían ejecutar código arbitrario y nada más sacarlo, ya hay Jailbreak disponible.  ¿por qué será?  ¿Por qué hay gente preocupada por los usuarios para que puedan piratear “gratis” los teléfonos?  ¿De verdad os lo creéis?

En fin …

Saludos manzaneros.

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