Desde el primer iPhone, y teniendo en cuenta lo cerrada que
es Apple, hubo muchas mentes inquietas que hicieron sus deberes en cuánto a
ingeniería inversa para entender, y desbloquear, el sistema operativo que
llevaba aquel dispositivo, por aquel entonces llamado iPhone OS.
Se lo habían tenido que hacer solitos, y llegaron incluso a
darlo por “abierto” y permitir a cualquier usuario que siguiese unas
instrucciones de desbloqueo que pudiese realizar cualquier acción no oficial
relacionada con el dispositivo. Desde
navegar por la estructura de carpetas, modificar archivos de sistema a
habilitarle extensiones que por defecto no venían en él. Fue entonces cuando (sí, antes que la
“Oficial”) se abrió Cydia, la primera Store desarrollada para iPhone OS de donde
poder descargar e instalar todo tipo de juegos y aplicaciones sin pasar por
Apple. Cydia salió en Febrero de 2008 y
en Julio de ese mismo año apareció la App Store para iPhone OS.
Hasta aquí, un gran valor aportado a muchísimos usuarios que
poseían un dispositivo con muchas capacidades pero que carecía “de fábrica” de
algunas utilidades que, a través de dicho Cydia, se podían obtener. Además, comenzaron a aparecer repositorios de
paquetes a través de dicho Cydia que permitían la instalación gratuita de los
programas y juegos de pago que habían comenzado a aparecer en la oficial App
Store de Apple. Se había abierto la veda
de la piratería, que venía de la mano con la de la mal entendida libertad. Pero, ¿qué se ganó y qué se perdió con ello?
Cydia adelantó las funcionalidades que ofrecía un teléfono
que podría dar mucho más de sí. Gracias
a tenerlo con jailbreak el usuario ganaba en configuraciones adicionales,
tweaks útiles de manejo y detalles que le hacían ir por delante del sistema
operativo original. Además ganaba más
personalizaciones (en detrimento de la velocidad de respuesta original) que es
como se había determinado que funcionaría el terminal. Entonces, los valientes hacían Jailbreak
porque deseaban tener un terminal más libre en cuánto a personalización y los
cautos, se quejaban de dicha lentitud provocada por el Jailbreak y mantenían el
terminal “cerrado” tal y como lo entregaba Apple. La única “pega” es que, tras la tienda de
aplicaciones de Apple hay una serie de personas que trabajan analizando minuciosamente
la entrada (o su denegación) a dicha tienda de las aplicaciones con intención
de ser publicadas y en Cydia no había nadie detrás. Por “Nadie” significa que cualquier persona
malintencionada cargaba un juego/aplicación con un virus/adware/etc y el
usuario se lo instalaba (gratis, eso sí) llevándose un “regalo”. Dicho regalo, obviamente, era un malware
incrustado en la aplicación tal y como se hace en los markets alternativos (y
en el propio Google Play) hoy en día con Android.
La pena del jailbreak es que, como conseguían los puritanos,
liberaba completamente el terminal, el acceso a su sistema de archivos por
completo. Ese acceso a su sistema de
archivos permitía varias cosas las cuáles se consideraban “graves”. La primera, el acceso vía ssh al dispositivo
(poder conectar a él remotamente, que suena chulo, si no fuese porque había que
ser algo más experto para limitarlo que la mayoría de los usuarios). La segunda, por defecto la contraseña de los
iPhone del mundo de usuario de máximos privilegios es la misma para todos
(alpine) por tanto, cualquiera con un poco de conocimiento (y mucha mala idea)
podría colarse dentro del terminal sin que el usuario lo supiese y sacarle toda
la información que quisiese (fotos, mails, etc). Tercera, con una app maliciosa del Market
alternativo (Installous, por ejemplo) se podría habilitar dicho acceso ssh para
que, desde cualquier parte del mundo pudiesen llegar al terminal móvil y
robarle los datos, espiar las cookies, capturar usuarios/passwords de
navegación desde Safari Mobile, etc, etc.
Hoy en día, muchas personas que tienen un iPhone y sus
amistades/familiares les recomiendan ponerse jailbreak, en la mayoría de los
casos siguen los tutoriales de cómo hacerlo (que con un poco de práctica no son
tan difíciles) pero poco más. No tienen
nivel técnico como para capar lo que no es necesario que quede abierto, ni
tampoco se preocupan de esas cosas y, cuando cometen errores como instalar
aplicaciones pirata o conectarse a WIFI’s gratuitas están regalando (muy
probablemente) toda su privacidad a desconocidos perversos que nada bueno van a
hacer con esos datos.
Y ya se puede estrujar el cerebro el departamento de
seguridad de Apple para proteger el terminal a sus usuarios (Find my iPhone,
huella para desbloquearlo, según factor de autenticación, etc) que los usuarios
tiran por tierra todas esas capacidades en el momento que hacen Jailbreak
quizás sólo para instalarse un Angry Birds sin pagar …
¿De verdad merece la pena?
Evidentemente a ciertos “desconocidos perversos” sí que les merece la
pena. Esta semana Apple sacó iOS 8.4 que
corregía 33 agujeros de seguridad de los cuáles 11 permitían ejecutar código
arbitrario y nada más sacarlo, ya hay Jailbreak disponible. ¿por qué será? ¿Por qué hay gente preocupada por los usuarios
para que puedan piratear “gratis” los teléfonos? ¿De verdad os lo creéis?
En fin …
Saludos manzaneros.
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